


Júlia Lewis Martínez – Estudiante de prácticas en medicusmundi Gipuzkoa.
El agua potable es un recurso vital que, en muchas partes del mundo, se da por sentado. El simple acto de abrir un grifo y llenar un vaso, preparar el café cada mañana o cocinar una pasta sin pensarlo dos veces, son reflejo de los privilegios que tenemos y del lugar en el que vivimos. Comprar agua embotellada y otros productos (ropa, alimentos, etc.) de grandes multinacionales nos convierte en cómplices de negocios que explotan y transforman un bien común en una mercancía[1]. Esto, a su vez, puede generar graves impactos sociales y ambientales.
Este artículo no pretende caer en señalamientos individualistas, porque entiende que las desigualdades globales son el reflejo de la convergencia de múltiples crisis generadas por el marco capitalista, colonial, racista y patriarcal en el que vivimos. Es decir, la escasez de agua que está padeciendo un cuarto de la población mundial, va directamente relacionada con el avance de la emergencia climática que a su vez, está causada por la estructura que nos sostiene. Así, este artículo pretende despertar nuestras conciencias, abrir nuestras miradas y ayudar a entender cómo, en un mundo globalizado, conocer el impacto de nuestras acciones y asumir nuestra responsabilidad contribuiría a que todas las personas puedan tener garantizado su derecho humano al agua.
Debido al fracaso de cinco temporadas de lluvias consecutivas, Etiopía es uno de los países donde el acceso al agua está cada vez más restringido. La combinación de los efectos del cambio climático, la inestabilidad política, la represión y la crisis económica han generado una situación que requiere de ayuda humanitaria urgente en el segundo país más poblado de África. Más de 30 millones de personas viven en zonas afectadas por la sequía, y se estima que de éstas 11 millones están expuestas a sufrir inseguridad alimentaria por la falta de alimentos. Se calcula que al menos 6,85 millones de cabezas de ganado han muerto desde finales de 2021. A día de hoy, la región somalí, al sur del país, está sufriendo la peor sequía de los últimos 50 años. Siendo una población mayoritariamente rural, el pastoreo y el agropastoreo constituyen la principal forma de vida de las comunidades de la zona. Al depender principalmente de la producción ganadera y de los cultivos agrícolas, el acceso al agua es vital para su subsistencia. Los efectos de la sequía se reflejan en el constante aumento de los casos de desnutrición, que han aumentado más del 21% desde 2021, en las zonas de Afdher, Liban y Daawa. Además, se han registrado preocupantes brotes de enfermedades cómo el cólera, así como desplazamientos internos debido a la falta de agua y a los conflictos.
La situación descrita se está produciendo en una región del país que carece de inversión pública en infraestructuras y servicios de educación y salud, lo que lleva a una violación diaria de los derechos humanos, especialmente los de las mujeres y las niñas.
La capacidad de las autoridades públicas para actuar se ha visto superada y es la sociedad civil la que está respondiendo de manera más efectiva. Medicusmundi Gipuzkoa lleva desde 2016 trabajando con Pastoralist Concern (PC), una organización etíope comprometida desde 1995 en proporcionar medios de subsistencia mejorados y sostenibles para aumentar la resiliencia de las comunidades pastoralistas y fortalecer el tejido comunitario entre las poblaciones vecinas. Desde 2009, PC participa activamente en las respuestas humanitarias a desastres naturales provocados principalmente por las políticas y prácticas contaminantes del Norte global. Hablamos de sequías, inundaciones repentinas, plagas de langostas o conflictos en las diferentes zonas de la región somalí.
La línea de actuación de PC es crucial, ya que se dirige a las comunidades pastoralistas, histórica, política y estructuralmente discriminadas y que son las más afectadas por el cambio climático. En la actualidad, PC está finalizando la ejecución de un proyecto de emergencia[2] en la zona de Adfher (región somalí), dentro del distrito de Cherrati. La prolongada sequía está poniendo en riesgo la vida de más de 32.275 personas, y ha provocado el cierre de centros sanitarios y escuelas, lo que ha impedido el acceso a la educación a 2.000 estudiantes. En esta región, el 90% de la población depende del ganado, pero su producción se ha visto gravemente perjudicada por la muerte de más de 35.000 cabezas de ganado debido a la falta de pastos para alimentarlos. Además, el río Shebelle, una importante fuente de agua, se secó en noviembre de 2022, lo que ha afectado gravemente a los medios de subsistencia de la población.
Destacar que, está situación no afecta a toda la población por igual. Para las niñas, la imposibilidad de asistir a la escuela aumenta el riesgo de padecer prácticas perjudiciales como la mutilación genital femenina y el matrimonio infantil. En situaciones de crisis, los derechos de las mujeres y niñas se ven especialmente obstaculizados, ya que aumenta su riesgo de sufrir violencia sexual y de género. Se ven forzadas a recorrer distancias más largas en busca de agua y leña. Durante una visita a los campos de desplazados de Cherrati, Khalif Ahmed (coordinador de PC en la zona de Afdher) nos acercó a la cruda realidad de las mujeres:
(…) nos unimos a andar con ellas (…) caminan durante más de 4 horas por colinas de mucho desnivel (…) cuando ya estábamos a 2km para llegar al arroyo, nosotros decidimos volver porque no éramos capaces de llegar (…) pero las mujeres volvieron al pueblo una hora más tarde cargando a sus espaldas los jerricans (envases para llevar el agua con capacidad de 20 litros). Debido al desnivel cada mujer sólo pudo traer 8 litros de agua (…). Esta situación va más allá de la imaginación de cualquiera, incluso más allá de mi imaginación, aunque conozca y lleve mucho tiempo en esta zona– Khalif.
Sin embargo, gracias al proyecto se ha logrado reconstruir a tiempo un birka, que ha permitido recolectar agua de lluvia durante dos días. Ha sido una buena noticia para la comunidad, y especialmente para las mujeres porque les permitirá aliviar su carga de trabajo. Aún así, el impacto es solo temporal y la falta de agua sigue siendo una realidad que también afecta especialmente a las mujeres y niñas, en el acceso a una adecuada salud sexual y reproductiva, en el aumento del riesgo de abortos inseguros, embarazos adolescentes e infecciones de transmisión sexual. Además, la falta de agua limpia limita la capacidad de las mujeres y las niñas a gestionar su menstruación.
Debido a la sequía y la hambruna que padecen estas comunidades, PC está brindando una línea de apoyo vital a través de acciones dirigidas a mejorar el acceso a las necesidades más inmediatas, como el agua, el saneamiento y la cría de animales. Esto se hace con el fin de mejorar su poder adquisitivo y reducir las pérdidas de activos de medios de subsistencia, como es el ganado.
Se ha vacunado a más de 50.000 animales pertenecientes a casi 2.000 hogares, y 1.000 hogares se han beneficiado de tratamientos para salud animal. Así, PC actúa a favor de la defensa de los derechos humanos, en especial de las mujeres y niñas pastoras para su empoderamiento comunitario. A pesar de esto, y cómo bien nos cuenta Khalif, los recursos obtenidos con el proyecto no alcanzan a cubrir las necesidades del terreno, lo que significa que no pueden satisfacer las necesidades reales de toda la población. Khalif comenta: “(…) el proyecto se ha enfocado en los más vulnerables de entre los vulnerables, no podemos llegar a todos” – Khalif.

Distribución de kits de agua y comida en la zona de intervención de Cherrati.
Para ayudar a que organizaciones como PC puedan seguir trabajando y defendiendo los derechos de las comunidades pastoralistas, hemos elaborado una propuesta de proyecto conjunto que integra y amplía la intervención actual. Busca dar respuesta a la emergencia en la zona de Liban con más de 62.300 personas forzadas a abandonar sus hogares en busca de alimentos y agua desde principios de 2022.
Además, buscará mejorar el papel activo de las mujeres durante la planificación, la ejecución y el seguimiento del programa.
Esta sequía es una consecuencia directa del cambio climático, un fenómeno causado por el modelo de vida de los países del Norte Global. Todos los desplazados internos que se encuentran aquí, en Cherrati, han sido forzados a huir – “Nos hemos convertidos en víctimas del cambio climático” – Khalif. Es decir, son refugiados climáticos. Es injusto y, es nuestra responsabilidad sensibilizarnos y dotarnos de conocimiento para ser conscientes de nuestras acciones y exigir a nuestros gobiernos que actúen e implementen políticas respetuosas con el planeta y todas las personas. La escasez de agua y la falta de acceso a agua potable es un hecho, una realidad para un cuarto de la población mundial. Es nuestro deber luchar para que el acceso al agua no siga siendo un privilegio.
Si te interesa actuar y, ayudar a aliviar la realidad de esta comunidad, medicusmundi Gipuzkoa acaba de impulsar una campaña a la que te puedes sumar. Consiste en una ayuda económica que se destinará a suministrar cestas alimentarias durante un mes a 60 hogares encabezados por mujeres en el distrito de Cherrati.
Medicusmundi Gipuzkoa lleva años cooperando para favorecer el desarrollo de países del Sur Global. En 1996, inició su andadura en Etiopía, en el estado de Tigray, trabajando para garantizar derechos humanos como el derecho a la salud y a la infancia. Con el tiempo, con una mayor claridad sobre el contexto político, social, cultural y económico sobretodo en relación a los derechos de las mujeres, se comenzó a trabajar tanto en la región de Tigray de la mano de WAT (Women Association of Tigray), como en la región Somalí junto a Pastoralist Concern.
[1] En el Estado Español el 95% de los manantiales son explotados por empresas transnacionales de la alimentación como Nestlé, Coca-Cola, Pascual, Danone, entre otras. Ver: https://www.ecologistasenaccion.org/123173/agua-del-grifo-por-favor/
[2] Proyecto de emergencia financiado por la Diputación Foral de Gipuzkoa en la convocatoria de subvenciones de emergencia y ayuda humanitaria 2022.