Al igual que nos contaba nuestra cooperante en India, las medidas adoptadas por el gobierno peruano, según nos dice Elga Prado, del Movimiento Manuela Ramos, nuestra socia en terreno, “nos cogieron de sorpresa; salimos un viernes de nuestro centro de trabajo y no hemos podido volver hasta la fecha”. Esta situación les ha llevado, al igual que a nosotras aquí en Gipuzkoa y en otros países en los que trabajamos, a replantear nuestro trabajo de la noche a la mañana, “porque la violencia machista no cesa”, advierte Elga Prado, integrante de nuestra socia local en Perú. “Las mujeres ahora están obligadas a pasar las 24 horas con sus agresores, los servicios de salud han centrado su atención solo en el coronavirus y los servicios esenciales relacionados con la salud sexual y reproductiva (atención de partos, métodos anticonceptivos, atención a la violencia sexual, anticoncepción de emergencia, aborto terapéutico, etc.) han quedado de lado”.
La educación se ha virtualizado, pero la brecha digital es tan amplia que constituye una barrera que ya habíamos evidenciado en el estudio que realizamos “¿El amor es algo bonito que se controla online?”. Con un profesorado con carencias en el manejo de los entornos digitales se ha generado una crisis y el alumnado sin acceso a medios digitales se ha convertido en un verdadero desafío. “El esfuerzo de acceder a la educación en estas condiciones se vuelve ahora un privilegio, obligando a parte del alumando a acudir a casas vecinas para recibir las clases y hacer tareas, y hay madres buscando lugares donde conectarse a una red wifi para revisar tareas”, relata Elga Prado.
Cuenta además que el profesorado está evidenciando mucha violencia. El alumnado se está quejando a este no solo de la violencia que viven, sino también la que se está dando hacia sus madres, por lo que docentes han pedido apoyo al Movimiento Manuela Ramos al no saber abordarlo. También piden materiales, apoyo en el manejo de las herramientas digitales, etc.
Recientemente la Ministra de la Mujer decía que Perú necesita una Educación Sexual Integral con enfoque de género para prevenir la violencia y el Ministerio de Educación ha llamado al Movimiento Manuela Ramos para hacer un convenio, “algo que hubiese sido inviable en otro contexto”, asegura Elga Prado.
Por lo demás, en términos generales, la situación en Perú, nos transmite Elga, es totalmente incierta. “Yo creo que aún estamos iniciando la pandemia, pero ya hay un desbordamiento total. Los hospitales están colpasados. En Ucayali ya hay población indígena con el virus. En general mucha gente no cumple con el aislamiento. El 73% de la población trabaja en el ámbito informal y se encuentra en una condición crítica, por lo que se han generado éxodos masivos de la gente de Lima a sus ciudades y de otras ciudades al campo. Hay miles de personas, familias enteras, desplazándose a pie por las principales carreteras rumbo a sus lugares de origen”.
A la hora de cubrir las necesides básicas de la población, nos comenta Elga, “todos los esfuerzos del gobierno con bonos y canastas alimenticias no están siendo suficientes. No alcanza a las poblaciones más pobres -muchas de ellas con las que trabajamos-.
Acciones a todos los niveles
Por todo ello, desde Manuela Ramos han activado una serie de acciones a todos los niveles: